Evolución del libro de texto gratuito | Revista AZ, Portal de Educación y Cultura en México.
Por Ciro Mayén.
Coordinador Nacional de Estrategia Educativa de la SEB.-
El término libro (del latín liber, libri) se refiere a la reunión de muchas hojas de papel, ordinariamente impresas, cosidas o encuadernadas con cubierta de papel, cartón, pergamino o piel, que integran un volumen. Las obras se catalogan en libros de texto —casi siempre básicos— y libros especializados, más o menos extensos y dedicados a una rama del conocimiento. El libro de texto se definió como aquel destinado a ser utilizado en las aulas.
Desde su surgimiento en México, en el año 1959, los libros de texto gratuitos han registrado cambios en su diseño, contenido y formato. Asimismo, por su carácter de obligatorios, produjeron en distintos momentos, apasionados debates en torno a su pertinencia. Sin embargo, es un hecho que México no sería lo que es hoy sin su contribución.
A comienzos de la década de los sesenta, 66 por ciento de la planta magisterial de primaria tenía un nivel de escolaridad elemental (no habían concluido la primaria), la matrícula nacional en educación básica llegaba a 5 millones y 39 por ciento de la población era analfabeta, las escuelas carecían de bibliotecas y la producción nacional de libros únicamente cubría 25 por ciento de las necesidades de la población del país.
Actualmente la Secretaria de Educación Pública (SEP) promueve una Reforma Integral de la Educación Básica (RIEB), con el objeto de articular el Plan y los programas de estudio de la educación primaria con los recientes cambios curriculares de la educación preescolar (2004) y secundaria (2006). El paradigma central de esta propuesta es el desarrollo de competencias que enfatizan los aprendizajes. Por ello, los libros de texto gratuitos se hallan en un proceso de revisión.
Tan sólo en este año se distribuyeron nuevos materiales para 1o y 6o de primaria; en el siguiente año se distribuirán los que corresponden a segundo y quinto; posteriormente, a tercero y cuarto año de primaria, completando así el llamado proceso de generalización de la reforma. La SEP oferta no solamente materiales impresos en forma gratuita para todos los niños que requieren educación básica, además distribuye materiales audiovisuales e informáticos a alumnos y maestros.
El costo aproximado de los libros de texto para primaria es de 7 pesos por unidad, y 33 pesos para secundaria. En 2009 se imprimieron aproximadamente, 235 millones de libros, de los cuales poco más de 35 millones fueron impresos a través de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg).
Fue Jaime Torres Bodet (quien ocupó en dos ocasiones el cargo de secretario de Educación Pública: de 1943 a 1946 y de 1958 a 1964) el que desarrolló una formidable labor educativa; reunió el Primer Congreso de Educación Normal; estableció la Campaña contra el Analfabetismo; inició la publicación de la “Biblioteca Enciclopédica Popular”; creó el Programa de Construcciones Escolares; fundó el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio; y puso en marcha El Plan Nacional para la Expansión y Mejoramiento de la Educación Primaria, conoci- do como el “Plan de Once Años”.
A partir de entonces, el gobierno mexicano arrogó el gasto de los libros escolares para los estudiantes de primaria. En 1960 se produjeron 19 títulos para alumnos de primaria y dos para maestros. La iniciativa tenía por objeto cumplir el mandato constitucional del artículo tercero de garantizar la gratuidad educativa, además de servir de apoyo a las familias de menores recursos.
Y buscaba mejorar las condiciones de en- señanza y aprendizaje en las aulas. En pocos años los libros de texto gratuitos impactaron en todo el sistema educativo, incluso como medio de compensación de deficiencias en la atención de las poblaciones vulnerables.
La exitosa política de los libros de texto trajo aparejadas a las consecuencias positivas, otras negativas. La obra ejemplar duran- te muchos años derivó en la única apuesta para el mejoramiento de la calidad educativa, convirtiéndose en una suerte de compendio de todo el conocimiento que debía aprenderse en la educación básica y excluyendo otros recursos de aprendizaje.
En miles de aulas el libro era el único medio a través del cual se lograba el aprendizaje. Quizás resulte exagerado pero el apego al libro de texto gratuito adquirió un valor simbólico que en los casos más extremos llegó a sacralizarse. A pesar de todos los cambios propuestos al respecto en los últimos años, aún persisten críticas que equiparan de forma simplista la calidad de los libros de texto con la de todo el sistema educativo.
La primera ruptura del sistema educativo con el libro de texto gratuito fue en 1992 con el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB). El constructivismo y el modelo por competencias se impusieron como corrientes pedagógicas y con base en éstas se renovaron los contenidos de los libros de texto. Éstos se ajustaron como herramienta de aprendizaje al lado de otros materiales educativos.
Durante el ciclo 2003-2004 se instrumentó el programa de Enciclomedia para quinto y sexto grados de primaria. Sus objetivos eran impulsar el acceso a las nuevas Tecnologías de la Comunicación y la Información (TIC) a la educación pública básica, reforzar y facilitar el aprendizaje, familiarizar a los alumnos con las habilidades digitales y propiciar su acercamiento a la sociedad del conocimiento.
Por más sofisticadas, modernas y útiles que son las TIC, cada vez hay más conciencia de que éstas son sólo herramientas y, como tales, su eficacia depende de la capacidad de los usuarios para aprovecharlas y utilizarlas. Desde esta perspectiva, los materiales educativos no elevan la calidad educativa por sí mismos, aunque constituyen una parte fundamental de ese proceso.
La agregación de nuevos materiales mos- tró los volúmenes exorbitantes de información a los que se podía tener acceso y, en consecuencia, los dilemas para elegir cuál y cuánta de esta información es relevante para la educación básica en México. Ante la pluralidad de fuentes de información y técnicas pedagógicas, era insuficiente la visión unilateral de la SEP, como la única responsable de los procesos de hechura de los materiales.
Como parte de la RIEB se busca una participación más amplia en la definición de los nuevos materiales educativos. En estos procesos participan especialistas en diferentes disciplinas académicas provenientes de reconocidas instituciones de educación superior, como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y la Universidad Pedagógica Nacional (UPN). Además, participaron despachos editoriales y se dio cabida a expertos en temas de salud y medio ambiente. Al comienzo de la reforma educativa se crearon Consejos Consultivos Interinstitucionales para la deliberación con y entre expertos.
Para la revisión y evaluación de los nuevos materiales destacó la cooperación de au- toridades educativas de países como Cuba, Japón, Singapur, Hong Kong y Australia, entre otros; también sobresalieron las jornadas nacionales para presentar los materiales a maestros y autoridades escolares y recopilar e incorporar sus observaciones; y, por supuesto el trabajo de grupos de especialistas nacionales y los estudios realizados por el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN (Cinvestav), UNAM, UAM, UPN.
Los nuevos materiales educativos quedaron expuestos al escrutinio de la opinión pública, logrando impactos muy favorables gracias al acceso virtual a los materiales a través de Internet y los foros abiertos a toda la población. Están diseñados en consonancia con el enfoque por competencias, fomentando el desarrollo de éstas tanto en asuntos de aprendizaje, conceptuales, procedimentales y de actitud. Los ejercicios aproximan a problemas reales que deben enfrentar los estudiantes, lo que permite una mayor correlación entre lo que se aprende en la escuela y en la vida cotidiana.
Las actividades que se proponen se centran en el aprendizaje del alumno a través de investigación, análisis y resolución de problemas, con un acompañamiento grupal que desarrolla el trabajo en equipo y el diálogo para conciliar postura contrarias. Finalmente, se pretende lograr en los alumnos la conciencia del aprendizaje adquirido a través de la autoevaluación. Todos los materiales están articulados entre sí, en una primera etapa, con las disciplinas del mismo nivel y posteriormente con todos los grados que integran la educación básica.
Los materiales logran un nivel de flexibilidad indispensable en un país multicultural, en el que son tan diversas las condiciones de vida que las actividades deben adecuarse a los recursos disponibles. Esto permite que tanto los niños jornaleros como los urbanos puedan utilizarlos con las mismas finalidades.
En esta misma lógica, los contenidos son concretos y se ajustan a los tiempos escolares reales. Abordan temas transversales de gran importancia, como el cuidado a la naturaleza, la equidad de género, la multiculturalidad y la promoción de la salud, y esto no se hace de manera aislada, sino de forma interdisciplinaria, promoviendo un cambio cultural. Los nuevos materiales no se limitan a las asignaturas tradicionales.
Se han destinado muchos recursos para que los nuevos materiales sean pertinentes y de calidad, que respondan al enfoque por competencias, que desarrollen las habilidades digitales para el aprendizaje, que fomenten valores y que promuevan el aprendizaje colaborativo. Éstos han sido los ejes rectores con los que se han diseñado los nuevos materiales y serán las guías que permitan su mejora continua.
El tipo de materiales educativos que ofrece la SEP a sus maestros y estudiantes, implican una cuidadosa alineación a los objetivos educativos nacionales contenidos en el Plan de Desarrollo Nacional (PND), el Programa Sectorial de Educación y la Alianza por la Calidad de Educación (ACE): elevar la calidad educativa; reducir las desigualdades regionales, de género y entre grupos sociales en las oportunidades educativas; impulsar el desarrollo y la utilización de nuevas tecnologías en el sistema educativo para apoyar la inserción de los estudiantes en la sociedad del conocimiento, ampliar sus capacidades para la vida y promover la educación integral de las personas en todo el sistema educativo.
Estos objetivos se concretan en la RIEB, cuyas características son: cobertura, calidad, equidad y pertinencia.
Los materiales también están sujetos al perfil de egreso de la educación básica que define el tipo de ciudadano que se esté formando, caracterizado por: formación integral; elevado nivel de lectura y escritura; capacidad argumentativa y resolución de situaciones problemáticas; y aptitud para emplear su conocimiento previo, ejercer sus derechos y practicar valores democráticos. Todo lo anterior participando en el mejoramiento de su sociedad, siendo actor activo de cambio.
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Posted by: yara // Análisis, Educación // SEP // enero 1, 2011
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